Estar certificado como Centro Avanzado de ACV es más que un rótulo: implica tener un capital humano motivado, que trabaja en equipo con rápida respuesta y estandarización, asociado a un comité administrativo-asistencial (Comité de ACV) con reuniones semanales para garantizar una adecuada retroalimentación y el mejoramiento continuo.
Este aval internacional confirma que estamos haciendo las cosas cada vez mejor y nos llena de orgullo al reconocer el trabajo de nuestro equipo. Sin embargo, también implica un gran compromiso y un alto grado de responsabilidad social.
Nuestro deber, como Centro Certificado,
es aún mayor. Por un lado, debemos seguir velando por una atención adecuada e
integral, desde la fase aguda hasta la rehabilitación de quienes padecen un
ACV, innovando y prestando un servicio cada día mejor, basado en prácticas
médicas respaldadas por evidencia científica. Por el otro, la educación a la población
es imperativa, considerando que la aparición de la enfermedad es prevenible hasta
en un 90% de los casos mediante el control riguroso de los factores de riesgo.
De esta forma, queremos seguir elevando los estándares de calidad en la
atención a los pacientes con ACV e impactar positivamente en toda la región.
Por: Dr. Rafael Peñarete - Neurólogo